Construir tu propia casa puede ahorrarte mucho dinero, pero hacerlo de forma sostenible puede evitar el desperdicio y los gastos que este produce durante toda la vida.
Una vivienda sostenible o bioclimática es una edificación que aprovecha las condiciones naturales para evitar en lo posible el consumo de energía convencional y también ahorrar el uso de recursos naturales como el agua.
Anteriormente la gente vivía más en contacto con la naturaleza, no había tecnología y tantas comodidades, por lo que debían entender el clima y aliarse con este para hacer de su hogar un lugar habitable. Con el tiempo, surgieron técnicas que comprendían el tiempo y las estaciones y fueron perfeccionándose teniendo en cuenta los siguientes factores:
1. La ubicación: Con ella, se pretende conseguir el máximo aprovechamiento de la radiación solar y crear corrientes naturales de aire; la casa debe tener una orientación norte-sur. La fachada sur estará iluminada todo el día, por lo que ahí deben construirse las estancias donde los habitantes pasen la mayor parte del tiempo; la radiación solar no llega a la fachada norte de la casa, por lo que conviene construir zonas de paso, pasillos, alacenas, salas de máquinas y similares en esa zona de la casa. La zona este se reserva para los dormitorios.
2. Sistema de ventilaciones cruzadas: Para facilitar la circulación de corrientes de aire naturales que permitan calentar o refrigerar las distintas estancias de la vivienda.
3. Efecto invernadero: Es la técnica más utilizada para generar calor. Consiste en la instalación de grandes ventanales o cristaleras en la fachada sur, y puede ir acompañada de la construcción de un invernadero adosado a la vivienda. Este sistema requiere un juego de aberturas para controlar las corrientes y la construcción de aleros o voladizos estudiados con anterioridad para permitir que la radiación solar entre en invierno, cuando la incidencia de los rayos es más oblicua, y no lo haga en verano, época en que los rayos inciden verticalmente. Este proceso se puede complementar con la construcción de una chimenea o la dotación de calefacción de suelo radiante.
El invernadero está realizado en policarbonato translucido que filtra la luz, repartiéndola suavemente por todo el espacio interior. Para dejar escapar el calor en verano y evitar el temido efecto invernadero que puede llevar a la casa a recalentarse.
4. Elección de los muros: Para lograr la acumulación tanto del fresco como del calor generado es conveniente emplear muros de carga de mayor espesor e inercia térmica. Gracias a ellos el calor se conserva durante más tiempo y aíslan mejor.
Arcadas en la parte frontal de la casa: paran el sol en verano pero lo dejan entrar en invierno.
5. Refresco de aire: Para generar frío lo más sencillo es aprovechar el sistema de ventilaciones cruzadas forzando por convección natural una corriente de aire desde el norte que pase por toda la casa y vaya por la parte más alta de la vivienda, o forzando a través de ventiladores eléctricos una corriente de aire fresco por galerías subterráneas que lleguen a todos los lugares de la casa.
Tejados de césped: tienen un poder aislante, efecto demostrado por numerosos estudios. En cifras, supone gastar la mitad en aire acondicionado durante los meses de calor y ahorrar de un 15 a un 30 por ciento en calefacción para combatir el frío del invierno.
6. Otros sistemas de ahorro energético: Se da a través del aprovechamiento de energías limpias, como la biomasa, la energía solar o incluso la energía eólica. Aunque la utilización de estos sistemas energéticos es opcional, se suelen instalar placas solares fotovoltaicas o placas solares térmicas, así como calderas basadas en combustible de biomasa, y otros recursos. Aquí un video para que puedas hacer tu propia placa solar y la implementes en tu hogar. https://www.youtube.com/watch?v=nqTbcOXNlW8
Placas solares para convertir la energía solar en eléctrica. Una instalación solar térmica de 40 metros cuadrados es capaz de cubrir el 65% de la demanda energética de la vivienda.
7. Aprovechamiento del agua: De todo el agua que hay en la Tierra, sólo el 0,007% es agua potable. Y los que disfrutamos de agua corriente en casa, estamos desperdiciándola en usos que realmente no la requieren, como es el riego del jardín, la cisterna, las limpiezas de coche o casa. Por este motivo, es conveniente tener en cuenta sistemas de recolección de aguas con lo que se pueden ahorrar miles de litros anuales de agua potable. De esta forma, nos beneficiamos a nosotros mismos, a la Naturaleza y a la sociedad.
Captación de agua de niebla.
Se trata de poner una especie de pared de tela a la niebla que asciende con la noche. En esa pared se depositan minúsculos corpúsculos de agua, que van formando gotas. Por su peso se desplazan hacia abajo, donde un canal colector lleva el agua resultante a las raíces de la planta, si es una pantalla individual, o a un depósito, si se quiere utilizar después.
Recolección de aguas lluvia: Muchos propietarios de vivienda practican la recolección de precipitación pluvial. Los techos, las cocheras y otros espacios extensos se utilizan para captar volúmenes significativos de lluvia, la cual se mueve por tuberías o se desvía de alguna otra manera hacia depósitos de almacenamiento. No obstante que esta agua no es apta para el consumo humano, se puede utilizar para inodoros, céspedes y jardines, y en otros sitios a fin de conservar el agua potable.
Las energías renovables y el aprovechamiento de los recursos naturales ofrecen la posibilidad, no sólo de ser más ecológicos, sino también reducir costes de forma drástica en el presupuesto destinados a estos servicios. Estas son solo algunas técnicas y sistemas de los miles que ya se están implementando en el mundo e incluso en nuestro país, para llevarlos a cabo y ver los resultados solo necesitas voluntad, consciencia ambiental y un poco de ingenio para adaptarlas a tu hogar.
Fuente: www.lacasasostenible